sábado, 28 de febrero de 2015

Las últimas tentaciones (y caídas) de Francisco


11- Un Papa que mezcla la política con la fe: muchas de las actitudes de Bergoglio lo exponen como un líder populista, que no quiere decir popular, sino que tiende a mezclarse con personas de la más variada calaña. Entre ellos los políticos argentinos. Aunque haya repetido que no quiere influir en los mecanismos políticos de este país, o que aplace su esperado (por algunos) viaje a su país de origen para no inmiscuirse en la política local, en estos dos años no ha dejado de recibir políticos de todo color y pelaje, incluyendo tres veces a la Presidenta (a quien pidió cuidar) y excluyendo a dos notorios opositores (uno candidato a presidente y otro sindicalista). Se ha sacado fotos con todo tipo de agrupaciones políticas y banderías, aún aquellas que favorecen todo tipo de políticas contraproducentes para la mayoría del pueblo argentino. Como Cardenal durante años le huyó a la cercanía de políticos, salvo aquellos obsecuentes como el diputado que hace unos días publicó una desafortunada carta del Papa que ofendió al pueblo mejicano. Pero como Papa no tiene empacho en dar a Dios y al César el mismo tratamiento. 
12- La búsqueda inquietante de novedades morales y doctrinales: aunque el Magisterio de la Iglesia ha definido claramente todas las cuestiones que tienen que ver con la fe y la vida humana a partir de la Revelación, con el Papa Francisco se ha profundizado e institucionalizado (por ejemplo a través del C9) una cantidad de posibilidades (pedidas históricamente por sectores progresistas y pseudo-católicos) de cambios en la doctrina y moral de la Iglesia. Todo parece estar nuevamente en estudio, esperando nuevas hipótesis de respuesta y alternativas abiertamente contrarias a lo establecido por Papas, Santos, Doctores de la Iglesia, Concilios y Sínodos. Y cuando estas propuestas le son rechazadas pone en marcha una serie de advertencias y amenazas a los que quieran enfrentarse a sus cambios. En otras palabras, a pesar de reclamar la humildad y la pobreza como ariete publicitario, en sus actos personales actúa utilizando el "poder" que el Papado le confiere. Los santos y beatos nombrados directamente sin el proceso canónico completo (la necesidad del milagro reconocido) ha sido utilizado más que lo que lo usaron la totalidad de los Papas anteriores. El nombramiento de obispos o cardenales sin consulta o sin respetar las tradiciones de las sedes cardenalicias tampoco son objeto de su afecto. Y al as bajo la manga para el próximo sínodo de apelar a su autoridad para "atar lo que quiera atar en la tierra y en el cielo" va dejando de ser una fantasía a medida que pasa el tiempo.
13- Algunas de sus obsesiones que ocultan la profunda crisis de fe actual: el Papa puede tener los horarios que quiera: levantarse a las 5, rezar, la misa, reuniones, audiencias, reuniones y más reuniones, llamadas telefónicas, contestar cartas, recibir visitas, etc. En toda esa febril actividad (que parece resentirle la salud pero impecablemente detallada en los medios) parece que toda su dedicación está puesta en pocos aspectos esenciales que son urgentes en la Iglesia: dedicado a la lenta reforma de la Curia, empeñado en su momento en los inmigrantes ilegales, luego en los contactos políticos con Argentina, su empeño manifiesto (el más grave) en dividir a la Iglesia (en vez de unir) en misericordiosos frente a fariseos rigoristas, etc. Este empeño lo viene trasluciendo en cada homilía, cada discurso, cada juicio contra ls cristianos que tratan de vivir su fidelidad a Cristo lo mejor posible. Al juzgar a los católicos de grises, quejumbrosos, aburridos, barnizados, caras de funeral, revela el poco amor que tiene por los que forman la Iglesia, que entregan su vida por ella y viven la fe en el lugar que les dio el Señor.
14- La calculada trampa del Sínodo de la Familia: acerca de la familia, de cómo puede enfrentar los ataques que sufre, como vivir con fe y amor la secularista opción de vida actual, se podría profundizar mucho. El Magisterio siempre se mantuvo actual en este acompañamiento. Hasta Francisco. Especular con dar la comunión a los divorciados vueltos a casar (nunca excluidos de la Iglesia, aunque Francisco nos lo quiera hacer creer), la posibilidad de realizar un camino de conversión y gracia a las personas homosexuales (acompañados con respeto y comprensión como pide el Catecismo, aunque Francisco quiera decir que no es así), se ha convertido para el Sínodo, de mano de colaboradores directos del Papa que manipulan la opinión y a los propios padres sinodales, el ariete papal en su búsqueda de soluciones y nuevas hipótesis. Con ese fin, el mismo Francisco prohibió publicar las exposiciones de los obispos durante el Sínodo, y vergonzosamente añadieron a la relación final cuestiones que no habían sido formalmente votadas por los obispos, para torcer el brazo y seguir exponiendo (para criticarlos y debilitarlos) a los que afirman con justicia que esas cuestiones ya han sido resueltas por el Magisterio precedente. Y el Papa no ha sido nada ajeno a estas trampas.
15- El rumbo que Francisco planea para la Iglesia: al Papa no le importa romper moldes. Se ha revelado como un gran estratega en el perfil que le ha dado a su rol pontificio: humilde, con gran exposición y repercusión en los medios (buscada abiertamente y transando más de una vez con ellos), desacartonado. Con estas actitudes sigue encandilando a sus colaboradores y a personas que se deslumbran con sus gestos, que siguen sin creer un ápice en la fe católica. Siendo argentino, lleva en su esencia el doble discurso, el populismo, el narcisismo del que cree que nunca se va a equivocar, que le deben obediencia ciega y fiel, y que no tolera la más mínima crítica. Su discurso en el cierre del Sínodo es prueba palpable de esto. 
Según sus allegados, pretende revolucionar la Iglesia, no reformarla. 
¿Porqué no convocó a un Concilio? Creo que porque considera que no tiene tiempo para conseguir lo que desea (un cambio radical de la doctrina, convirtiendo la Iglesia en lo que no es), y porque doblegar a cinco mil obispos es más difícil que manipular a doscientos con un sínodo. Es una opción con más posibilidades de éxito. No son mil obispos los que defienden la doctrina tradicional sino apenas veinte. Y las filtraciones a la prensa pueden ser más dirigidas. No se si éste será el rumbo que quiere Cristo para su Iglesia. Pero Francisco lo está logrando.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Las siguientes tentaciones de Francisco

Sigo con la lista de tentaciones que podemos observar en el Papa... y lo significativas que resultan cuando cae en ellas. La cuestión es que ellas hacen que muchas personas se descentren de lo esencial, que es Cristo presente en la Iglesia y se complazca en alabanzas y deslumbramiento por un ídolo con pies de barro. 
Incluso el golpe de efecto inicial de tomar el nombre de "Francisco", fue reutilizado desde Radio Vaticana en sostener que "El Papa es tan santo como San Francisco de Asís". La forma en que enfrenta el Papa los problemas o retos actuales que enfrentamos los católicos, donde ponerse en el centro de la escena, dedicarse a reunirse con sus amigos pentecostales y alentarlos, realizar gestos marketineramente calculados, dar entrevistas o soltar opiniones sin ton ni son (como el asunto de los católicos como conejos), no resuelven en nada los desafíos que enfrenta la Iglesia en este momento histórico, con un Papa distraído y desubicado en su misión de vicario de Cristo. 
La crisis de fe que se verifica en la Iglesia desde el fin del Vaticano II, la caída abrumadora de vocaciones sacerdotales y religiosas, la pérdida en la vida sacramental de millones de católicos (bautismos, casamientos, confirmaciones), las celebraciones litúrgicas huecas y vacías, la falta de formación de sacerdotes (ni hablar de vivir en pobreza, obediencia y castidad), la cantidad de laicos clericalizados y clérigos laicistas, los desvíos doctrinales y morales, son las características de una fe que se diluye y una vida sacramental que se esfuma. 
Y todo esto ante los ojos del Papa Francisco, que vive más preocupado porque el tiempo es superior al espacio, por su "hagan lio", por sus obsesiones (ayer trata de personas, hoy la mafia calabresa, mañana será la ecología si es cierto lo de la encíclica en proceso), que dejará luego de su paso (si no lo envenenan o matan antes, como también repetidas veces lo ha dicho, como invocando a un martirio altruista) una Iglesia más desvastada, con menos fe que antes, con sacramentos reducidos a la nada y un clero y una vida religiosa inexistente.

6- La repetición de incoherencias: mientras sostiene que "no se puede ser cristiano sin la Iglesia", el Papa se la pasa buscando que la Iglesia camine en la unidad con todos aquellos que la atacan, como si fuese la Iglesia la que los alejó. Mientras la enseñanza de la Iglesia es muy clara en abordar situaciones morales difíciles, el Papa de un plumazo sostiene que "tiene en su corazón", que "habrá novedades", que "hay que plantear nuevas hipótesis", engañando primero a los que están dolidos por su situación con posibles soluciones mágicas, y por otro despertando la atención de aquellos que quieren seguir fiel a la Tradición y al Magisterio de la Iglesia. Los dobles mensajes son una variante de estas incoherencias, que no se las puede achacar a sus subordinados. Solamente colocar la misericordia por encima de la justicia, o a un Dios que "perdona todo" sin necesidad de conversión o arrepentimiento, da cuenta de una doctrina manejada arbitrariamente por el Papa actual.
7- La constante costumbre de escandalizar: ya había sostenido en una entrada anterior que Bergoglio no sería Francisco sin su predilección por escandalizar. Escandalizar en sentido evangélico, que es poner piedras y entorpecer el camino (de fe) del otro. Es muy significativo que en estos dos años no haya habido ni una noticia referida al Papa que de alguna forma haya desconcertado, molestado, asombrado a cualquier católico con un mínimo de vida sacramental o formación catequística. Lo de "católicos como conejos", dicho con la gracia habitual de un stand up, molestó y dolió a muchos padres y madres de familia. Hablar de "esa cruz tan pesada" que era el ayuno eucarístico, va por el mismo lado. Escandalizar para el Papa Francisco es pedagógico; para Jesucristo es uno de los pecados más graves.
8- Del "¿quién soy yo para juzgar?" a la lista de invectivas diarias en Santa Marta: si algo caracteriza la bondad del Papa Francisco es la originalidad para crear la más variada cantidad y calidad de insultos a los que él llama cristianos. Tanto que valió hasta la publicación de un libro con esta categoría. Pelagianos, contadoras de rosarios, fariseos (su preferido), neo-pelagianos, y todas las caras (de funeral, de pepinillos en vinagre, de solteronas), etc. etc. etc. Toda la humildad y la cercanía humana de que dispone con esta tentación (donde cae repetidas y fastidiosas veces) parecen revelar su real esencia: "de la abundancia del corazón habla la boca". Si lo que promueve es una renovación de los corazones, una revitalización moral, su estilo de juzgar sin misericordia alguna se presenta entonces como el escándalo y la incoherencia más grande, si ya por otros motivos no hace méritos para lograrlo.
9- Amistades peligrosas: cada uno dueño de sus preferencias y amistades. No tiene nada de malo. El Papa Francisco es particularmente dadivoso en este sentido. Aunque desde el inicio de su pontificado se abstiene abiertamente de dar la comunión en ceremonias públicas, por temor a que alguien en situación pecaminosa busque la foto comulgando con él, en sus audiencias públicas y privadas se ha permitido recibir y festejar alegremente con reconocidos personajes de más que dudosa catadura moral, o abiertamente enemigos de la Iglesia, o personas en situaciones morales cuando menos irregular. Todo lo que sea prensa le es conveniente. Y aunque sus obsecuentes salgan a explicar que Jesús también se acercaba a los pecadores, el Señor siempre los amonestaba a la conversión y al arrepentimiento. Cosa que no hace el Papa. Cuando las visitas se repiten es una muestra que la persuasión franciscana para el cambio de vida falla en algo.
10- La lenta reforma de la Curia Romana y el grupo de asesores cardenalicios c9: en otro momento sostuve que aunque la Curia Romana se reduzca a diez personas, que se cierre el Vaticano como Gobierno central de la Iglesia y que el Papa se vaya a vivir a una parroquia romana de las afueras, en nada va a solucionar o ayudar en la profunda crisis de fe que vive la Iglesia. Una Curia más ágil y moderna puede ser de provecho, pero cualquier administrador de empresas, con un mínimo de experiencia, ya hubiera realizado la reforma y actualización organizativa de un organismo que no ocupa a más de 500 personas. Unificar dicasterios, congregaciones, consejos soluciona burocracia pero no resuelve el problema de fondo de la fe. Por eso que esta lentificada reforma, "paso a paso" según Francisco, y con muchos detractores según sus obsecuentes, es una bomba de humo. Ajena a los fieles que quieren crecer en la fe, vivir sacramentalmente y contar con algún cura santo en la parroquia. En este punto, el grupo c9 de cardenales le es funcional: meten cizaña el dividir pastoral de doctrina, hacen lobby por la nueva revolución primaveral franciscana, y entorpecen con sus palabras el trabajo de los demás curiales. Y ni hablar de los colaboradores cercanos que Francisco ha llamado a acompañarlo: el mismo Kasper, el neo-capricho-francisquista- obispo Victor Fernández, y todo un séquito de obispos y cardenales nombrados directamente a dedo por el Papa sin ninguna intervención de nuncios o de la Congregación para el Clero, hoy inexistente.

martes, 24 de febrero de 2015

Las (primeras) 5 tentaciones de Francisco

Empiezo a enumerar la lista de tentaciones que en estos dos primeros años de Pontificado el Papa Francisco nos ha demostrado cabalmente. Tentaciones en las que frecuentemente cae, a la vista de todos, y que repercuten en la fe, para escándalo de muchos católicos.

1- El fomento de la papolatria, con su permanente autorreferencialidad, pero tan criticada según Francisco, cuando se refiere a la Iglesia: Desde su elección en 2013, ha sido permanente el cliché "este Papa es el primero que...", o "Nunca antes un Papa...", haciendo referencia a su pobreza, su humildad, su cercanía con las personas, su empatía y emoción a flor de piel con los que sufren. ¿Francisco ha fomentado para si mismo estas luces sobre él, poniéndose siempre en el centro de la escena? Si. No hay audiencia ni acto ni viaje en que no se preste a la foto. Los periodistas hacen su trabajo. Pero Jesús dijo "que lo que hagas con la mano izquierda no lo sepa tu mano derecha". La humildad como virtud está bien. Hacer marketing permanente de la humildad es falsa soberbia. Y Francisco pudo haber hecho un sinnúmero de gestos sin publicidad. Pero no lo hizo, porque manejarse como el CEO cool e innovador de una institución arcaica le trajo réditos.
2- El personalismo: Francisco ha realizado muchos gestos, todos ellos, queriendo a no, para diferenciarse de sus antecesores. Si se quería quedar en Santa Marta (un edificio nuevo, cómodo) y no en el Palacio Apostólico, no tenía porqué trascender que "habia espacio de sobra". Nadie les pregunto a Benedicto o a Juan Pablo si estaban cómodos o no viviendo allí. Tampoco se fue a vivir a una villa miseria romana, o a compartir la casa con los empleados de limpieza del Vaticano. La "Iglesia pobre para los pobres" sigue estando allí. Francisco no vendió el Vaticano o sus tesoros artísticos o las posesiones de la Iglesia para darselas a los pobres. Las finanzas vaticanas se transparentaron porque no había otra opción ya desde Benedicto. Y aunque se vaya a vivir a Filipinas con cinco personas como colaboradores, no soluciona la crisis de fe de la Iglesia. Los gestos exteriores de Francisco han sido estudiados, preparados, pero huecos. No basta "hacerse" el pobre para ser pobre. Ni usando sotanas transparentes, mocasines raídos o una valijita para los viajes. Mucho asesoramiento de imagen para ningún cambio profundo.
3- Su verborragia confusa y complaciente: en sus entrevistas, tanto a la revista de los jesuitas dirigida por Spadaro o con el periodista ateo Eugenio Scalfari de "La Reppublica", a quien le permitió transcribir lo dialogado según le pareciera, no una sino en tres oportunidades, de donde salió por ejemplo que "Dios no es católico". O el tiempo en entrevistas y libros dados a Elissabetta Pique, corresponsal de "La Nación", quien es una permanente difusora de la revolución del Papa. Quedará en la historia su decálogo de la felicidad "Vivir y dejar vivir", donde no nombró en ningún momento a Dios. O bien sus campechanas entrevistas en los viajes, contestando sin cuidado alguno sus opiniones personales en temas delicados. O también las llamadas telefónicas que ponían de manifiesto un doble discurso en cuestiones morales básicas. "Cuando ustedes digan si, que sea si", nos dijo Jesús. Y la Iglesia pierde mucho cuando el Papa dice una cosa en público y otra en privado. Las explicaciones de Lombardi sobre lo que realmente quiere decir el Papa cansan. Y son poco creíbles.
4- El empeño en rebajar a la Iglesia Católica y convertirla en un grupo cristiano cualquiera: El ecumenismo de Francisco es abiertamente parcial y engañoso. Con los ortodoxos ha resentido el diálogo por su falta de tacto para los ucranianos católicos. Con las comunidades protestantes, en especial con sus preferidos pentecostales, ha situado a la fe de la Iglesia como una expresión más del cristianismo light y falso que nace de Lutero. No en vano Boff y ahora Kasper lo sitúan como su heredero. La visita a Caserta a la comunidad pentecostal, con  su posterior visita a la fuerza a los mismos católicos que pensaba ignorar, es demostrativo de dónde tiene el corazón el Papa. No es vano las sectas evangélicas siguen con su trabajo y proselitismo rabioso, el cual Francisco nos prohíbe. Un Papa que en sus palabras y gestos decreta la inutilidad de la misión, de la evangelización, tildando en cada ocasión propicia de fundamentalistas a los católicos fieles. En una Iglesia que quiere de puertas abiertas, deja encerrados, sin alimento ni remedios, a todos los católicos que no tienen empacho en reconocerse como tales. A pesar que en su Evangelii Gaudium puntualiza como primer lugar de evangelización los católicos practicantes. 
5- La necesidad de vanagloriarse para aparecer en los medios y ganarse la simpatía del mundo, de los que están en contra de Cristo: Francisco se ha especializado en guardar silencio en temas controvertidos. Como Papa, en los temas candentes de la fe y moral, se ha reconocido como "hijo de la Iglesia" pero luego actuado, con su doble discurso, su búsqueda de novedades, o sus mismos colaboradores, en dirección contraria a lo que el Magisterio de la Iglesia se ha mantenido y madurado a lo largo de su historia. En público, sus silencios ante la matanza de miles de cristianos en Medio Oriente fueron repetidos, acordados, lanzando condenas a destiempo y fuera de lugar. Pero siempre manteniendo silencio en determinados temas para complacer al mundo. Su viaje a Israel, con el abrazo a sus amigos en el Muro de los Lamentos, fue lo más parecido a un viaje de fin de curso, para sacarse el gusto de la foto, mirando a cámara emocionados. Un abrazo con quienes no reconocen a Cristo como Hijo de Dios, y han renegado y combatido de todas las formas posibles la fe católica.

lunes, 23 de febrero de 2015

Las tentaciones de Francisco (1)

El Papa Francisco, en el tradicional saludo navideño a los miembros de la Curia Romana del 2014, aprovechó y desgranó las 15 tentaciones o enfermedades espirituales que pueden aquejar a sus curiales.
Hace un  tiempo leí que, según las características de cada sucesor de Pedro y teniendo en cuenta la profesión de fe que el Apóstol expresó, a veces pesa más la personalidad del sucesor de Pedro (su temperamento, carácter, fidelidad, confianza) o su profesión de fe (el convencimiento en su fe de reconocer a Cristo, al Mesías, al Hijo de Dios Vivo). Así, Juan Pablo II fue semejante a Pedro en su personalidad, y Benedicto XVI lo fue en el valor y en la profundidad de su profesión de fe en Cristo.
El Papa Francisco, según algunos, viene a revolucionar la Iglesia. Soplan aires de primavera, luego de los inviernos de otros Papas.
Desde hace dos años, un conjunto de voces heterodoxas con la enseñanza de la Iglesia, que han criticado e insultado a los papados anteriores, ahora se muestran triunfantes. Teólogos de poca monta pero mucha difusión, conferencias episcopales, universidades que antes fueron católicas, encuentran en el Papa la voz que necesitaban para reflotar. Si en su momento el Cardenal Martini fue el adalid de los progresistas, esto es, de los que consideran que la Iglesia, en especial la jerarquía, es una organización vetusta y dictatorial, ahora con Francisco encuentran la respuesta a sus plegarias. Pero habría que ver qué tipo de respuesta es la que los sostiene hoy.
Desde aquel inicial "Buona Sera" y "recen por mi" (irremediablemente repetido, nadie sabe con qué resultado tantos rezos), al primer "cara de pepinillos en vinagre", a su llamada al kiosquero en Buenos Aires, a vivir "frugalmente" en Santa Marta, al primer faltazo al concierto en su honor que le habían armado "la corte papal" en retirada, pasó mucho tiempo. Y esos primeros indicios de sorpresa o inquietud se fueron intensificando cada vez más.
Y empezaron a salir antiguas profecías de San Malaquías, Fátima, que hablaban del Papa Negro, de tiempos de tribulación, del Papa verdadero y el Obispo de Roma como distintos. Y anécdotas de Buenos Aires, como la dificultad del entonces cardenal para mostrarse simpático o besando bebés. Y sus extrañas aproximaciones a líderes religiosos varios de distintas especies. Y si había terminado o no su doctorado en Alemania. Y su martirizante exilio en Córdoba por parte de sus superiores. Y sus apoyos o silencios a obispos infieles a su castidad. Pero así es Francisco.
Cuando pasaron los primeros meses de papado, luego de la sorprendente y dolida renuncia de Benedicto, algunos empezamos a sentirnos a la deriva. Sin dudar de nuestra fe, pero desorientados en los anuncios, palabras, homilías, gestos que veíamos y escuchábamos. Como si la Iglesia hubiese comenzado el día de la elección de Francisco. Tan cercano. Tan humilde. Tan profundo. Como si los Papas anteriores fueran encarnaciones de Alejandro Borgia.
Entre paréntesis, apareció el libro de Antonio Socci. Con dos conclusiones: de alguna manera, Benedicto sigue siendo Papa; de alguna manera, si el Cónclave no fue todo lo canónico que debió ser, a Francisco le falta la asistencia del Espíritu Santo en sus palabras y actos. Sorprendente. Realmente sorprendente.
La lista con las 15 tentaciones del Papa, próximamente. Gracias.

domingo, 22 de febrero de 2015

Sobredosis de misericordina (o Divide y vencerás - segunda parte)

En la Homilía con los nuevos cardenales de la Iglesia, el Papa Francisco reflexionó sobre uno de sus tópicos favoritos: "La Iglesia no está para condenar a nadie eternamente".
Partiendo de un Jesús que siente lástima por el leproso (un pecador público), se le acerca, se compadece, no quiere que lo excluyan, ya que viene estigmatizado por los demás, abandonado, expulsado por personas obtusas, ritualistas, cerradas, escandalizados.
Creo que a pocas personas (incluso la primaveral Elissabetta Piqué se dio cuenta, triunfal), que en esta escena el incluyente no es otro que el mismo Francisco (que visita una villa miseria romana bien escoltado por fotógrafos), los cerrados y obtusos son los que defienden la fe, y los leprosos son aquellos que la misma Iglesia excluye y condena. La segunda etapa del Sínodo ya tiene la suerte echada. Los buenos (con Francisco) y los malos (el resto, pelagianos, obtusos, cerrados, los que vamos a misa, o sea, todos nosotros).
Sabemos por la fe que el Señor volverá a juzgar a los vivos y a los muertos. Es una verdad de fe. Un dogma. Que si uno es católico lo debe creer. No es una opinión teológica o una consigna a la que adhiero o no según me parezca. Si soy católico, la acepto con toda la obediencia de fe de que disponga. Punto. No un poquito. Toda. Un poco menos que la Verdad no es una verdad chiquita. Es una mentira.
Esta fe está sostenida, guiada, iluminada por la enseñanza de la Iglesia. Que nos enseña la Verdad. Porque Dios es Verdad. Jesús, en su humanidad, es el Camino; en su divinidad, es la Verdad y la Vida. Y Cristo eligió permanecer presente en la Iglesia. La Católica.
La fe está de rebaja. Está licuándose a la más alta velocidad.
Como dijo alguien misericordiado, no me gusta este Papa. Que se olvida la Verdad de la Iglesia, y se está armando una iglesia a su medida. El efecto Francisco en marcha.

Nota Bene 1: ¿recuerdan que Leonardo Boff dijo que "Francisco sigue a Lutero"? Ahora Kasper viene a decir algo parecido. Efecto Francisco.
Nota Bene 2: El Papa inicia mañana su retiro de Cuaresma con los curiales. Obviamente, ya salió la foto de Francisco viajando en colectivo con los demás. Obviamente, va a tratar de que sus subalternos dejen sus defectos y tentaciones (SIC), porque el discurso de Diciembre con sus 15 pecados capitales no alcanzó para la conversión. Y pidió al final del Angelus "recen por mí". ¿Cuándo va pedir rezar por la Iglesia?

sábado, 21 de febrero de 2015

La Iglesia es Una. Para Francisco parece que no.

El Papa puede equivocarse. No es ninguna novedad. Nadie puede ignorar que en sus palabras incluya gustos, opiniones, posturas, experiencias, estudios, reflexiones que le son propias. El Espíritu Santo no convierte a las personas en ventrílocuos que repiten dictados mentales especiales. Cuando uno habla, habla desde lo que es. 
Si tiene la conciencia moral formada y recta, mejor.
Si de sus estudios y formación puede hacer su propia síntesis que sea fiel a los autores originales mínimamente comprendidos, mejor, aún incluyendo su propio parecer.
Si hablamos de la interpretación de la Sagrada Escritura, si uno confía y no se aparta de la Tradición y del Magisterio de la Iglesia, cualquiera puede estar seguro de que su enseñanza coincide con la de la Iglesia.
El Papa Francisco cerró la Semana de la Oración por la unión de los cristianos con estas palabras:
"Muchas controversias entre los cristianos, heredadas del pasado, pueden superarse dejando de lado cualquier actitud polémica o apologética,  y tratando de comprender juntos en profundidad lo que nos une, es decir, la llamada a participar en el misterio del amor del Padre, revelado por el Hijo a través del Espíritu Santo. La unidad de los cristianos –estamos convencidos– no será el resultado de refinadas discusiones teóricas, en las que cada uno tratará de convencer al otro del fundamento de las propias opiniones. Vendrá el Hijo del hombre y todavía nos encontrará discutiendo. Debemos reconocer que, para llegar a las profundidades del misterio de Dios, nos necesitamos unos a otros, necesitamos encontrarnos y confrontarnos bajo la guía del Espíritu Santo, que armoniza la diversidad y supera los conflictos, reconcilia las diversidades...
Por obra del Espíritu, nos hemos convertido en uno con Cristo, hijos en el Hijo, verdaderos adoradores del Padre. Este misterio de amor es la razón más profunda de unidad que une a todos los cristianos, y que es mucho más grande que las divisiones que se han producido a lo largo de la historia. Por esta razón, en la medida en que nos acercamos con humildad al Señor Jesucristo, nos acercamos también entre nosotros...
El compromiso común de anunciar el Evangelio permite superar toda forma de proselitismo y la tentación de la competición. Todos estamos al servicio del único y mismo Evangelio..."

Francisco deja separadas la razón de la fe: basta de teorías, apologética, o misión. Basta de dar razones de la propia fe. Ignorando que la fe católica es distinta a la fe de un luterano, pentecostal, bautista, mormón o lo que sea. Donde tampoco la Iglesia ha sido culpable de muchas de las divisiones que han alejado y hasta promovido la creación a gusto de sus pastores de miles de sectas evangélicas. Sectas que compiten con un proselitismo feroz hacia la propia Iglesia.
Es lamentable que el Papa anteponga sus preferencias ecuménicas y opciones doctrinales laxas y confusas cuando habla de la Iglesia y de su misión, a la que identifica prácticamente con el resto de las comunidades eclesiales (aunque no todas las sectas evangélicas o pentecostales puedan incluirse en ese término).
Que la Iglesia Católica, comprada al precio de la sangre de Cristo, sea rebajada y confundida con cualquier creencia cristiana separada de la unidad de fe que pidió Cristo, es denigrarla.
Si el Papa, que tantas veces comparó a la Iglesia con María, habla así de la Iglesia, fomentando un ecumenismo confuso y rastrero, puede llevar al error a muchos. Y no está para eso. Aunque él se arrodille, no tiene porqué hacer arrodillar a la Iglesia.

jueves, 19 de febrero de 2015

Divide y vencerás

Estoy preparando dos próximas entradas para el blog. A los lectores, disculpen las tardanzas y espero comentarios (sean positivos o no). Gracias.
Una será (impostergable) sobre la homilía del Papa a los nuevos cardenales, aquella en la que sostuvo que "El camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre". Y cuidado del que se escandalice de mi, parece decir el Papa. Si bien algunos comentaristas las relacionan directamente con las intervenciones que el mismo Francisco prepara para la siguiente etapa del sínodo, no deja lugar a dudas en sus próximos pasos. De un lado nosotros, los misericordiosos, y del otro ustedes, escandalizados, retrógrados, conservadores y tradicionalistas. La Iglesia no está para condenar, sí existe para llevar a los hombres a Dios, hacer presente a Cristo, formar en la recta conciencia, educarnos para vivir en la Verdad y el Amor. Cada uno se condena por sí mismo, si no elige el bien y le da la espalda a Dios. Y hoy quien parece alejar de Dios a muchos y escandalizar abiertamente no es otro que quien está sentado en la cátedra de Pedro. Devaluada y venida a menos. Y fomentando la división. Y ésto es de su propia cosecha, no es jesuita. 
La otra entrada será sobre el cierre de la semana de oración por la unidad de los cristianos, donde el difuso ecumenismo que el Vaticano II inició con la diluyente doctrina sobre la Iglesia, encuentra en Francisco su cumplimiento soñado.
Ya hay algunos valientes que empiezan a gritar al pasar el Papa, como en el Traje del Emperador, que va paseando desnudo.
Una perla:
Aunque se lo puede aplicar al actual, ésto opinaba Indro Montanelli hace 15 años:

«En una conversación con Juan Pablo II en su apartamento privado (…) Comprendí o creí comprender que este Papa dejaría tras de si una pila de escombros: Los de la estructura jerárquica y piramidal de la Curia Romana. Ahora, me parece comprender que esta intuición vagamente catastrófica pecaba si, por defecto; que lo que el Papa Juan Pablo II dejará detrás, no son solo las ruinas de la Curia Romana sino las de la Iglesia, al menos de la que nosotros hemos estado acostumbrados durante dos mil años a considerar tal, y que llevamos, nosotros, laicos, en la sangre». (Indro Montanelli – Corriere della Sera, 9 de marzo de 2000).