sábado, 22 de noviembre de 2014

Francisco y la Argentina: viene, no viene, viene, no, no viene

Esta entrada es un comentario sobre los sentimientos encontrados que muchos obsecuentes de "Este Papa" (tan distinto a sus predecesores, tan "humano") deben experimentar pero no se atreven a reconocer, ya que "de eso no se habla".

1) Menos de un mes después de su elección, aparece la posibilidad que venga a Argentina en ese mismo año.


No vino. Bueno, otros Papas menos espontáneos y más alejados de la gente viajaron a sus tierras: San Juan Pablo II a los 8 meses de ser elegido y Benedicto XVI a los 4 meses de su elección. Claro. Eran populistas.

2) Algunos ingenuos (me incluyo) pensamos: "Seguro que cuando venga en Julio (2013) a Brasil para la JMJ se pega una escapada para Buenos Aires. ¡Está tan cerca! ¡Y es tan sorprendente, espontáneo, anticonvencional!". Tampoco vino.

3) Pero Francisco no olvida y prometió venir:



¡Claro! ¿Cómo no va a venirse para el Bicentenario de la Independencia? Ya debe haber dado las directivas: sencillez, recogimiento, que no lo tomen como una celebridad. Tampoco quería venir antes para no confrontar con la Presidenta. Bue, igual la recibió como 4 veces en el Vaticano. Al igual que al 99 % de candidatos, senadores, diputados, sindicalistas, oficialistas, opositores, jueces, etc. Pero no es que Francisco se meta en la política de su país. No, por favor.

4) Pero tampoco viene...



Sorpresa!!!

Nota Bene: desafío a Elisabetta Piqué, Tucho Fernández, Sergio Rubín, Guillermo Marcó, Vatican Insider, Religión Digital, o los que sean, a que me expliquen este desapego tan evangélico del Papa.

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