Hace unos meses, Leonardo Boff concedió una entrevista a la
que titularon "Yo soy del movimiento de Jesús” disponible aquí.
Boff sabe lo que dice. Dejó el hábito franciscano porque “la
Iglesia impuso el celibato”. Y habla claramente, muy claramente, desde su
resentimiento hacia la Iglesia, hacia la Iglesia jerárquica, instituída, que
tanto detesta. Por eso quizás es que predica ahora una religión ecologista,
panteísta, fruto de una pérdida de fe manifiesta. Pero cada uno es libre de
expresar lo que quiera.
En esa entrevista, Boff sostiene:
“Los tiempos han cambiado y, gracias a Dios,
tenemos un Papa que por primera vez después de 500 años, responde a la reforma,
responde a Lutero. Lutero propuso lo que llamamos el Principio Protestante, que
es el principio de la libertad. Y este Papa, vive ese espíritu. Y vive el
cristianismo no como un conjunto de verdades a las que tienes que adherirte,
sino como el encuentro vivo con Jesús.
Distingue entre la tradición de Jesús, ese conjunto
de ideales, tradiciones y la religión cristiana, que es igual a cualquier otra
religión. Él dice: "Yo soy del movimiento de Jesús", y no
de la religión católica. Tales declaraciones son una barbaridad para los
cristianos tradicionales, pero son absolutamente correctas en el sentido
teológico, aquello que siempre dijimos, y por lo que fuimos perseguidos…”
Que Boff describa con esas palabras el pontificado
actual es iluminador. Y es de agradecer. Porque Boff esclarece desde su postura
sus puntos de unión con Francisco. Que el Papa, según Boff, responda a la
Reforma y a Lutero, explica muchas cosas. Y que alguien en la vereda de
enfrente lo reconozca, alivia. Boff no es un conservador o tradicionalista
obviamente. Pero en este punto coincide con la lectura (crítica) que los mismos tradicionalistas realizan. Más de lo que le gustaría. Más de lo
que necesitaría aclarar. Porque a Francisco lo deja muy mal parado. Esperemos
que a pesar suyo.